Crónica Madrid to Barcelona 2023

685km. 7000 metros de desnivel. Salir de Madrid siguiendo un track hasta llegar a Barcelona.

La propuesta de Pedalma para nuestra aventura del año (y la de 100 participantes más). La historia de esta carrera se puede contar de muchas formas, y cada corredor tendrá una historia diferente. Aquí va la mía, la nuestra, la que he dividido siguiendo el paso de las horas. Si esperas una lucha épica contra los elementos, no es lo que te vas a encontrar. Si esperas un paseo triunfal de 700km; tampoco. Esta es la historia de una frase que me gusta mucho: «no eres lo que dices que haces, ni lo que dices que harás. Solo eres lo que haces.»

Viernes: 18:00h. Salida a CP 1: Madrid to Cifuentes.

Salimos puntuales, maillot corto y todo el equipaje cargado. Nada más dar la vuelta de reconocimiento a la pista de atletismo de salida, empieza a llover ligeramente. Nos miramos entre todos pensando que no puede ser verdad. Unos pocos kilómetros después, paramos a ponernos el chubasquero en una cuneta, está diluviando. Estamos totalmente empapados por apurar un poco más, a ver si paraba la tormenta. Pero no paró. De hecho, dejó de llover en el km. 75.

En ese punto íbamos un buen grupo de ciclistas, justo detrás de cabeza de carrera, con la cara un poco sería, para ser sinceros, pero con ánimo y ganas de rodar rápido. Antes de llegar al CP1 (Punto de control 1 de 5), se tuerce el tiempo y nos vuelve a llover. Esta vez mucho más que antes. La carretera está impracticable por lo que tenemos que ir bastante lentos en la bajada a Cifuentes. Este momento fue importante ya que el objetivo era llegar al pueblo para resguardarnos, pero después ¿qué hacemos?

Una vez allí, vamos al bar que hay en el pueblo donde estamos prácticamente todos los corredores. No contábamos con parar pero está lloviendo tanto que ni siquiera lo pensamos. Entramos dentro, nos escurrimos, nos ponemos el papel que hace de mantel en la mesa por la barriga y el pecho y comemos un plato de pasta mientras se va secando la ropa (spoiler: no se secó). Llevamos 125 km. y no son ni las 23:00. A pesar de todo, vamos bien.

23:50 h. del viernes. Después de pensar si coger hostal para dormir y evitar más horas pedaleando bajo la lluvia, decidimos salir y jugárnosla. Prácticamente todos salen y según dicen ya ha caído lo más fuerte de la tormenta. Sorprendentemente, es cierto. Desde el CP1 hasta la parada para desayunar, tenemos nuestros mejores momentos. Aunque sigue apareciendo la lluvia de vez en cuando, no hace nada de frio y no hay aire, la luna llena nos acompaña y vamos adelantando corredores y subiendo a buen ritmo. A mitad de la madrugada coronamos el punto más alto, algo más de 1350 de altitud y en una de las bajadas finales antes del amanecer nos unimos a una pareja de valencianos que van más o menos como nosotros.

Llegamos al CP2 que está situado en el km. 240 de la ruta. Decidimos simplemente sellar y seguir tirando, hay un pequeño puerto de 5-6km que nos va a pillar justo al amanecer. Y desde ese alto (Km. 250) hasta Daroca (km. 286), donde pararemos a desayunar, disfrutamos del primer amanecer de la carrera, un auténtico espectáculo. Siendo sinceros, la noche ha sido espectacular y la hemos disfrutado mucho.

En Daroca aprovechamos el desayuno para hacer un pequeño descanso de algo menos de 1 hora. Desde las 18:00h del viernes hasta ahora llevamos 287km con algo más de 3.200+.

Son las 9 de la mañana del sábado, acabamos de desayunar un bocadillo de bacon y queso y un colacao. Llenamos botellas en la fuente del pueblo y nos ponemos en marcha. Aquí en Daroca, el único plan es llegar a Mequinenza por la tarde, y ahí, parar a dormir. El GPS de la carrera iba un poco loco, imagino que por la lluvia, al igual que el Garmin. A ratos íbamos 2º y 3º de la clasificación por parejas y otros 8º y 9º. Como no nos podíamos fiar, tampoco le hicimos mucho caso y preferimos seguir yendo a lo nuestro, pasar kilómetros y disfrutar lo máximo posible.

Belchite (CP3) se encontraba en el km. 365 y cuadraba con hacer la parada para comer del sábado. Antes de llegar, pasamos por varias zonas muy guapas para rodar, pero es cierto que la parte previa a Belchite es un auténtico infierno. Primero, porque la altimetría hace entender que es una bajada muy favorable, lo que sería un -3% o -4%. La realidad es que era llano y algunas bajadas al -1% y -2% con una carretera llena de baches, agujeros y socavones. Ese tramo se hizo eterno. Tan eterno que cuando creíamos llegar aun quedaban 17km. Si tengo que recomendar algo de la carrera, creedme que Belchite no está entre las 5, ni las 10, ni las 20 zonas que recomendaría. También es posible que influyese el hambre y los primeros esbozos de cansancio. Una vez llegados al pueblo, comemos, recargamos algo de comida y tiramos, con una parada de algo menos de una hora.

Desde Belchite cruzamos las interminables rectas, las cuales me salva Chema por ir yo a su rueda y cruzamos pueblos donde o no hay fuentes o no funcionan. Este tramo que a la mayoría se le hizo eterno por la monotonía del paisaje a mi no me costó tanto principalmente por ir acompañado de Chema. Pasan los kilómetros, no tan rápidos ni con tanta alegría como por la noche, pero van pasando.

Paramos a recargar agua unos 70km después de Belchite, y tras eso, nos pilla por sorpresa la mayor tormenta que yo he vivido hasta ahora encima de una bici. La lluvia golpea tan fuerte que vuelve loco el Garmin (pantalla táctil). El aire tira de costado y hay que ir apretando muy fuerte el manillar para que no te lleve, quedaba muy poco para llegar a Caspe pero está totalmente impracticable, tenemos que resguardarnos, totalmente mojados, en el puente de la autovía. Y esperar. Y esperar. Y seguir esperando. Los de delante no han sufrido la tormenta, por lo que será difícil pillarlos. Los de atrás muy poco, por lo que nos darán caza en breve. Ya si que da igual mirar las posiciones, se trata de gestionar la prueba que se ha puesto bastante en contra.

Aquí nos juntamos con Diego, Clara y Diva que sufren la lluvia pero deciden seguir después de estar un rato con nosotros en el puente. Chema y yo esperamos un poco y nos juntamos con Aida y otro compañero. Finalmente, más por desesperación que otra cosa, decidimos salir. Empezamos a rodar y 1km después nos tenemos que meter en una cochera porque está volviendo a apretar fuerte. Qué desastre. Fallo mío por impaciente. Volvemos a estar mojados, resguardados en un sitio peor que antes y sin opción de cobijo desde aquí hasta Mequinenza, unos 40km.

Tras más de 45´ metidos en el chambao del coche, sin hablar y con cara de pocos amigos, decidimos mojarnos hasta Mequinenza, coger el hostal y mañana ya se verá. Serán más o menos las 16:00 h. del sábado por la tarde, aun no llevamos 24h y estamos muy cerca de llegar al CP4: 473km. Sin duda, este es el peor momento de la carrera, pero, lo bueno de que tu compañero además sea tu amigo, es que sepa gestionar bien estas situaciones, hace que sea todo más fácil. Lo fácil hubiera sido abandonar y coger un tren a Barcelona, o ponernos a discutir, o estar cabreados con ¿la pachamama? pero estábamos bien, hablando tranquilos y esperando el momento para salir. Lo difícil de competir en pareja es esto, los momentos difíciles, que siempre hay y siempre habrá, pero con Chema no hay drama, todo fluye bien.

20:30. Nos ha llovido por el camino, nos ha entrado el viento en contra y finalmente, nos hemos medio secado en la bajada. Estamos en Mequinenza. Seremos unos 15-20 ciclistas ahora mismo en el punto de control. Aprovechamos para cenar algo rápido e ir al hostal a descansar y secar la ropa. Después de la ducha caliente nos ponemos la alarma: 02:30 del domingo para salir a rodar. Queremos comer en Barcelona.

02:30h del domingo. Estamos en Mequinenza a 210km de Barcelona, junto a Loren, pareja valenciana que terminará solo ya que su compañero no pudo continuar. También está Diego, Diva y Clara, y Jordi. Pasamos la noche a un ritmo alegre pero sin apretar mucho, hace buen tiempo y la temperatura acompaña. Los primeros kilómetros hacia Santa Coloma de Queralt son un poco pesados por el estado de la carretera, pero una vez pasada la madrugada, el trazado cambia y está en muy buenas condiciones. Vamos subiendo charlando sin apretar la marcha y aunque vamos buscando alguna panaderia o cafeteria para desayunar, tenemos que aguantar hasta el CP5 (km 585) para poder comer algo. Allí, en Sta Coloma está parte de la organización. Charlamos, reponemos fuerza y seguimos intentando hacer pocas paradas más. En este caso, salimos Loren, Chema y yo y varios kilómetros después, se une Diego, los 4 entre risas y un poco de esfuerzo extra, vamos sacando los últimos kilómetros antes de entrar a la ciudad. Aquí ya me noto bastante cansado y tengo que levantar el pie para no reventar. Chema va mejor que yo y me cojo a su rueda para pasar el tramo final.

Tras cruzar una parte de la ciudad, nos plantamos en Barcelona en 43h y 44 minutos. Son las 13:45 del domingo y acabamos de entrar en meta. Objetivo conseguido.

Gracias por leer la crónica. Espero que te inspire a sacar adelante tus próximas aventuras, sean las que sean.

Por último, gracias a todo el Staff de Pedalma por una organización de 10, a mi compañero y amigo Chema por todo, antes y durante la carrera y por último, gracias a todos los que estuvisteis pendiente en redes sociales y whatsapp siguiendo la carrera. Fue una locura y ni por asomo esperaba tantos mensajes durante el evento. Fue impresionante, gracias!

Un abrazo, Jose.

Si estás pensando en iniciarte en las pruebas de ultraciclismo y tienes dudas, o quieres saber alguna curiosidad de Pedalma, he habilitado la opción de preguntas en instagram @josemartmart

Gracias por las fotos:
@cescmaymo @paubueraphoto @castorpc @ununibi


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